Era 28 de agosto de 1789 y en la Asamblea Constituyente de Francia se hacía la pregunta más revolucionaria de la época: ¿Cuánto poder debe tener el rey?

A eso se resumía la disyuntiva fundamental que tenía ante sí la Revolución francesa: darle continuidad a la decadente monarquía o ponerle fin.

Pocos podían predecir entonces que la cuestión precipitaría el fin, pocos años más tarde, de los omnipotentes reyes de Francia.

Y que Luis XVI y su esposa María Antonieta terminarían sus días ejecutados en la guillotina, ante el desafiante pueblo parisino que aplaudía entre gritos de «!Viva la República!».

La popularización de la izquierda y la derecha

Durante una buena parte del siglo XIX, los términos izquierda y derecha fueron únicamente usados por políticos.

En realidad, pasaron muchos años hasta que esas nociones salieron de los predios de la Asamblea Nacional francesa y llegaron a la gente común.

Para que eso sucediera hizo falta educación.

Hay que recordar que en Europa algunos países como Alemania y Francia, esta última en plena efervescencia de su revolución, fueron pioneros en el establecimiento de sistemas educativos públicos a principios del siglo XIX.

Y según el politólogo Brechon, una cosa trajo a la otra.

La popularización de los términos izquierda y derecha «estuvo ligada a la politización progresiva de los individuos y a la elevación del nivel educativo de las sociedades desarrolladas», le explica a BBC Mundo.

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