Prestadores de servicios turísticos y voluntarios iniciaron la limpieza de sedimentos acumulados en algunos puntos de la Laguna Bacalar para ayudar a la recuperación de sus diferentes tonalidades de azul.
David Martínez, uno de los impulsores de esta iniciativa, indicó que en las zonas de acumulación de sedimentos los manglares se están secando, pues pareciera que se absorbe todo el oxígeno, aunque aún no se han completado estudios científicos.
El sedimento suspendido es relativamente fácil de remover, aunque se debe ingresar a la laguna con embarcaciones no motorizadas, para no revolver con el agua.
Lo que resulta costoso es el traslado al sitio, que es de difícil acceso, por lo que ahora se encuentran en busca de patrocinio por parte de empresas.
La laguna Bacalar perdió sus famosos siete colores luego de los escurrimientos pluviales desde julio de 2020. Aunque hay un proceso de rehabilitación natural, la cantidad de sedimentos externos que llegaron a la laguna hacen que el proceso de recuperación sea lento.
En algunas zonas donde la corriente es más dinámica ya se aprecia una mejora, del agua café a un azul obscuro.
Sin embargo, en las áreas donde el agua se estanca los manglares parecen estar muriendo, dijo el activista.
Refirió que se está trabajando principalmente con voluntarios de Mérida y Valladolid, aunque se aceptan de todas las zonas. El transporte es proporcionado por él mismo, pero se requiere apoyo para combustible.
Asimismo, el balneario ejidal de Xul-Há está proporcionando apoyo para que los voluntarios puedan acampar durante varios días.
“No queremos partidos políticos ni tampoco organizaciones, solo gente que tenga intención de ayudar y empresas que quieran patrocinar”, alegó Martínez.
La Laguna de los Siete Colores es el principal motor económico de la comunidad, pues de ahí dependen las actividades turísticas que sostienen a la mayoría de las familias.