La entrada en prisión del rapero español Pablo Hasél el pasado 16 de febrero desató una oleada de protestas que ha sacudido España en los últimos días.

Hasél fue condenado por «enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona y a instituciones estatales» por algunas de sus letras y tuits.

Al acumular condenas previas por delitos como agresiones y amenazas, la justicia española decretó su entrada en prisión.

Tras el ingreso penitenciario de Hasél —nacido como Pablo Rivadulla Duró en 1988— se produjeron protestas virulentas para pedir su libertad en ciudades como Madrid, Valencia, Pamplona o Barcelona, demandando la libertad del rapero.

Pero lo que empezó como una protesta contra lo que los manifestantes denunciaron como un ataque a la libertad de expresión, se tornó en lo que varios de los participantes describen a BBC Mundo como una expresión de rabia por la frustración acumulada por la falta de expectativas de futuro de una generación castigada por la crisis económica y ahora también los efectos de la pandemia de coronavirus.

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