La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, informó este miércoles que viajará muy pronto a México y Guatemala, en medio de la crisis que ha generado el incremento del flujo de migrantes desde Centroamérica hasta territorio estadounidense.
Durante una mesa redonda de seguridad del Triángulo Norte, Harris adelantó que ya se había puesto en contacto con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Guatemala, Alejandro Giammattei, aunque no quiso ofrecer mayores detalles sobre las conversaciones. «Probablemente ya estoy diciendo demasiado«, apuntó.
La vicepresidenta fue designada a finales del mes de marzo por el presidente, Joe Biden, como la encargada de coordinar los esfuerzos para atender el flujo migratorio desde Centroamérica, con la promesa de tratar el tema «de manera humana, y detenerlo». No obstante, Harris dijo este miércoles que si bien ha sido nombrada para atender «las causas fundamentales» que están detrás de la migración hacia EE.UU., esos temas «no se van a abordar de la noche a la mañana».
«El presidente le ha pedido al secretario [Alejandro] Mayorkas que aborde lo que está pasando en la frontera y él ha estado trabajando muy duro en eso y está mostrando algunos avances debido a su arduo trabajo», agregó.
¿Un enfoque distinto?
«Necesitamos lidiar con lo que está sucediendo en el Triángulo Norte y abordarlo de una manera que no solo se refiera a la diplomacia«, dijo Harris, quien hizo alusión a la necesidad de un enfoque que contemple «las causas fundamentales» que empujan a los migrantes a salir de sus países de origen.
Esa postura de abordaje integral es la que defienden países como México, que en 2019 presentó un plan en coordinación con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para contribuir al desarrollo del llamado Triángulo Norte de Centroamérica. El problema es que la llegada de la pandemia, las dificultades burocráticas y la aparente falta de recursos han retrasado la implementación del programa, y agudizado la ya precaria situación en esas naciones.
Este miércoles, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, resaltó que su Gobierno mantiene una «buena» relación con Washington y que se «están llegando a acuerdos» en materia migratoria, tras señalar que el arribo de Biden a la Casa Blanca generó expectativas entre la población migrante de que «se iban a abrir las puertas» de EE.UU.
Para López Obrador, esto ha favorecido a los «traficantes de migrantes» y generalizado «la utilización de niñas y niños» por parte de adultos para llegar a territorio estadounidense para aumentar sus «posibilidades de obtener la residencia» norteamericana.
Por ese motivo, enfatizó que su país va a «reforzar la vigilancia» en la frontera sur para impedir que los adultos «lleguen al norte». El discurso del mandatario va en línea con la postura expresada hace dos días por la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, quien informó que EE.UU. había alcanzado acuerdos con México, Guatemala y Honduras, con el objetivo de aumentar el número de tropas en sus fronteras para detener la migración irregular hacia territorio estadounidense.
De momento, México se ha comprometido a mantener 10.000 efectivos en su frontera sur, mientras que Guatemala aseguró que desplegará a unos 15.000 policías y militares en la zona limítrofe con Honduras.
Honduras, por su parte, dispondrá de 7.000 uniformados para ese mismo objetivo.