En Quintana Roo más de 60 mil viviendas de interés social ya construidas aún no se han logrado vender. La cifra representa casi la cuarta parte del total de unidades de este grupo de casas, según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Su localización en zonas alejadas de la ciudad, en fraccionamientos donde aún no se han instalado servicios públicos básicos, construcción con pésimos materiales, su tamaño tan pequeño o su precio demasiado alto, son algunas de las principales causas.
“Lamentablemente, aún no existe un estudio o reporte completo que integre toda esta información, pero sí tenemos datos de varias instituciones que al juntarlas, nos permite entender todo este panorama, que ya se convirtió en un verdadero problema para las ciudades como Playa del Carmen, Cancún y Chetumal, donde a pesar de que existe una demanda de vivienda, una buena parte de las que ya se construyeron no son del interés de los compradores”, señala el arquitecto Joel Valencia Argáez, experto en imagen urbana.
La información desglosada revela que más de 47 mil de estas viviendas sin ocupar, se encuentran en Benito Juárez. Otras 12 mil están en Playa del Carmen. Mil 400 en Chetumal, y cerca de mil 100 entre Tulum y Cozumel.
En algunos casos, fraccionamientos enteros se encuentran sin ocupar tras casi seis años de haberse construido, como la segunda etapa del fraccionamiento “La Selva”, en Cancún. En otros, son manzanas enteras que se ubican en zonas inhabitables por diversas situaciones, como la última parte de Las Américas III, en Chetumal, que se encuentra a escasos 50 metros del basurero municipal.
“Además, los precios son prácticamente inaccesibles para la mayoría de los trabajadores en Quintana Roo, que en promedio ganan un salario medio mensual de 6 mil 500 pesos. Sin contar los intereses que llegan a duplicar el costo del inmueble, significa que el trabajador promedio debe pagar 2 mil 850 pesos al mes, casi la mitad de su sueldo, para pagar la letra de su casa durante 30 años”, explica Valencia Argáez.
Señala que a pesar de esta situación, la mayoría de los trabajadores están prácticamente obligados a adquirir su patrimonio de esta manera, ya que sin trabajos estables y sin grandes ingresos, ningún banco les prestará el dinero para adquirir un terreno y construir su casa por su propia cuenta.
Pero además de caras, son pequeñas. El Módulo de Condiciones Socioeconómicas del INEGI revela que Quintana Roo, junto con Hidalgo y Jalisco, son las entidades federativas con las viviendas de interés social más pequeñas del país: casi 68 metros cuadrados en promedio, con frentes de hasta 4 metros.
Esto a pesar de que la Ley de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano del Estado de Quintana Roo establece que deben contar con una superficie no menor a 108 metros cuadrados y un frente no menor a 6 metros.
“El problema fue que la anterior ley, vigente hasta el 2017, no especificaba que esos seis metros de frente debían ser lineales, así que las constructoras aprovecharon y construyeron casas con frentes de 4 metros horizontal y 2 metros vertical, argumentando que de esa manera cumplieron con los seis metros establecidos por la legislación. Sobre la superficie, contaron también el piso y techo, cumpliendo de esta manera con el mínimo estipulado, ya que la ley tampoco lo especificaba”, dice el arquitecto Joel.
Por esta razón, Quintana Roo tiene el segundo lugar con el metro cuadrado de vivienda más caro del país: casi 10 mil 574 pesos en promedio, solo rebasado por la Ciudad de México, que tiene un costo de 11 mil 120 pesos. La media nacional es de 4 mil 408, según el Inegi.
Al alto costo y pequeño espacio de estas casas, se le debe sumar los pésimos materiales con los que fueron construidas: techos que gotean, paredes que se agrietan en su primer año, baños sin un sistema de drenaje efectivo o conexiones eléctricas fallidas.
“Lamentablemente, hasta ahora no se ha realizado un estudio que permita dimensionar este fenómeno con exactitud”, dice Rosalía Camacho Lomelí, doctora en Desarrollo Urbano de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La profesora investigadora de la Uqroo en Playa del Carmen citó que en el 2016 realizó un estudio: “urbanización Turístico-costero desigual en Playa del Carmen, Quintana Roo”, en el que encontró que al menos el 70% de las casas de interés social de esas ciudad, fueron construidas con materiales de mala calidad, haciéndolas inhabitables pasados cinco años, a menos de que se inviertan decenas de miles de pesos en reparaciones y mantenimientos.